La mayoría de los 1.600 muertos anuales por accidentes de tránsito en Chile se
relaciona con el exceso de velocidad. Una herramienta de control de velocidad,
el fotorradar, puesta en uso a mediados de la década de 1990, fue abrupta y
prácticamente prohibida por una ley que se promulgó sobre la base de que
ellos “eran cazabobos”, es decir, eran usados básicamente para incrementar
los ingresos de privados y municipios y no para reducir los accidentes.
El objetivo de este trabajo es analizar las causas y consecuencias de la
eliminación del uso de fotorradares en Chile. En particular, se desea contrastar
si la evidencia es más consistente con la hipótesis de que los fotorradares fueron
usados como cazabobos, o por el contrario, constituían una herramienta de
prevención y reducción de accidentes.
Concluimos que la evidencia es más consistente con la segunda hipótesis, y que
el término del uso del fotorradar está generando importantes pérdidas humanas
asociadas a los accidentes. Dependiendo del método de valorización de la
reducción de víctimas utilizado y extrapolando los resultados de la evidencia
a sólo dos comunas en Santiago de Chile, concluimos que la eliminación del
fotorradar genera costos netos de entre US$83 y US$ 600 millones en valor
presente y que una aplicación más amplia, aumentaría sustancialmente los
beneficios de un programa.
Paredes, R., Rizzi, L., & Valenzuela, J. (2016). ¿Cazabobos o Salvavidas?: La Economía Política de los Fotorradares en Chile. Estudios De Economía, 33(2), pp. 97–115. Recuperado a partir de https://estudiosdeeconomia.uchile.cl/index.php/EDE/article/view/40322